¡Hola a todos! Para seguir con este tema tan significativo en nuestra vida como lo son los Valores, e decido realizar un análisis acerca de la educación en valores y cine como factor cual transmite los valores y cómo lo podemos percibir desde este medio de comunicación frecuentemente utilizado en el siglo XXI.
Espero os guste.
Educación en Valores y Cine
Primero debemos saber que nuestra sociedad, estemos o no de acuerdo con ella, es completamente mediática, de forma que la cultura, el ocio, la economía y la educación, giran alrededor de ellos. Sería imposible hoy comprender nuestra sociedad sin los mismos, es más, ésta sería completamente diferente, ni mejor ni peor, pero si diferente.

Estos valores son los que nos hacen formar parte de una colectividad y establecen nuestros marcos de actuación cognitiva y afectiva ante determinados aspectos y situaciones frente a los que tenemos que responder o valorar como personas.
Como señala Gervilla (2002, 55): “La existencia del ser humano, en cuanto humano, es imposible sin un conjunto de valores que orienten y den sentido a la persona como individuo y como miembro de una sociedad.” Dicho en otros términos, no podemos olvidar que los valores son consustanciales a la persona humana, y de tal importancia que es lo que marcará la “calidad y humanidad”
El cometido de los medios de comunicación de masas cada vez se centra más en dos aspectos significativos:
Proporcionar, por una parte las bases sobre las que los grupos y clases construyen la imagen de las vidas, significados, actividades y valores de otros grupos y clases, y suministrar, por otra la totalidad de la sociedad, compuesta por todas esas partes fragmentadas y separadas. (Masterman, 1993).
El cine como elemento para la formación de valores.
Importante tener en cuenta desde el principio dos aspectos.
En primer lugar, que en nuestra sociedad occidental y fundamentalmente 5 desde el momento histórico de la sociedad industrial, el control y la persuasión de sus ciudadanos se establece más de forma indirecta que mediante la coacción y la violencia de las personas; es decir, se estable más a través de elementos indirectos que mediante la represión y coacción de las personas.
Estamos inicialmente de acuerdo con Gervilla (2002, 57), cuando afirma con rotundidad: “De los medios podemos renegar pero no negar”; es decir, estaremos o no estaremos de acuerdo sobre ellos, pero no podremos olvidarnos que influyen y construyen nuestra realidad social y cultural.

Y en este sentido estamos de acuerdo con Roiz (2002, 74) cuando afirma que: “… los contenidos de los mensajes no son inofensivos sino ofensivos”. Un caso típico de lo que hablamos son las películas de la factoría Disney, donde los diferentes estudios y análisis que se han realizado sobre ellas (Dorfman y Mattelart, 1987; Granado, 2002), han puesto claramente de manifiesto que los infantiles e inocentes dibujitos reflejan patrones y arquetipos culturales, y propuestas ideológicas específicas de un estilo de vida. “Hablar de Disney en nuestra sociedad actual es mucho más que hablar de una productora de Dibujos Animados.
El fenómeno Disney va más allá del atractivo de una película animada para el público infantil. Su extensión y popularización alcanza a todos los rincones del mundo” (Granado, 2002, 127-128). Y con ello se consigue tener fuertes influencias culturales y sociales en diferentes partes del planeta: “… mientras los marines pasan a los revolucionarios por las armas, Disney los pasa por sus revistas. Son dos formas de asesinato: por la sangre y por la inocencia.” Dorfman y Mattelart (1987, 58), 7 Granado (2002, 133-136) al analizar en su tesis doctoral la posibilidad que tienen las películas Disney para ser utilizadas en la escuela, llega a señalar una diversidad de valores que transmiten de forma inconsciente las mismas, en concreto apunta los siguientes: exaltación del capitalismo, occidentalización, falsa moral, sexista, potenciación de la propiedad privada incluso a nivel de sentimientos, resignación social, maniqueísmo de las relaciones sociales presentando grupos claramente dicotómicos “los buenos” y “los malos”, inmovilidad del estatus social, sometimiento jerárquico, sentimentalismo fácil, y manipulación psicológica y antropológica.
Otro de los aspectos más significativos de las películas de Disney nos lo encontramos en las imágenes sociales que se transmiten respecto a la resignación social que debemos tener respecto al orden social establecido; orden que se nos presenta fuertemente jerarquizado y donde los estatus sociales tienden a ser inamovibles. Y además de tal presentación se nos presenta que todos son felices desempeñando y asumiendo su rol, pues la felicidad radica en asumir y desempeñar el papel que “divinamente” le ha sido asignado; siendo los infelices los que se revelan contra el orden establecido.
En esta línea de análisis de los diferentes mitos y valores que tienden a transferirse a través de los medios de comunicación y por tanto del cine, Correa (2001) ha llamado la atención sobre la tendencia a marcar los siguientes: individualismo y la decisión personal, tendiéndose a presentar que la libertad se ampara en lo individual y en la privatización; la neutralidad de las diferentes instituciones, de la iglesia, del estado y de los jueces; de la naturaleza humana inmutable, ya que no cambia lo mismo que tampoco cambia el mundo; de la ausencia de conflictos sociales; y por último, el del pluralismo de los medios ya que reflejan las diferentes ideologías y posiciones de la sociedad.
Por otra parte en nuestra realidad cultural esta “violencia simbólica” es mayor como consecuencia directa, de ser una colectividad más consumidora que productora de mensajes mediáticos; en consecuencia cada vez más se nos está colonizando más culturalmente, y se nos están imponiendo formas, valores y estilos de vida, diferentes a nuestros originarios.
La profesión docente, o lo que ocurre en las aulas ha sido una temática ciertamente recogida por este medio de comunicación, y con diferentes tratamiento que van desde el cómico hasta el dramático, desde manifestar su profesionalidad y reconocimiento social hasta indicar su aislamiento y falta de prestigio, o desde mostrar su seguridad hasta indicar la carga de violencia a la cual se ve sometido.
Como refleja Vilches (1993, 33): “... el continuo desarrollo de los estudios sobre la comunicación de masas... condujo a la conclusión de que los efectos de los medios sobre los individuos y los grupos eran mucho menos relevantes de lo que se había especulado y esperado.
Se afirma entonces que la comunicación de masas no produce efectos en las audiencias sino que su función se traduce más en el refuerzo que en el cambio de actitudes.” Esta teoría llega a suponer un cambio rotundo en el planteamiento respecto a comprender los efectos de los medios, de manera que frente a asumir un efecto unidireccional de los medios sobre el sujeto se asume que la influencia de ellos no dependerá exclusivamente de los mismos, ni del individuo aislado y de sus características psicológicas, sino fundamentalmente de la estructura social en la cual éste se desenvuelve.
Y en este último caso, se nos ofrecen planteamientos más ricos e interesante que los movilizados hasta el momento apoyados en las teorías tradicionales de la investigación en medios de comunicación y supone que las preguntas de la investigación se desplazarán del medios y sus características técnicas y estéticas, a la construcción de sus mensajes, a la participación del sujeto en la construcción del significado, y a la búsqueda de propuestas de utilización.
Bibliografía
Cabero, J. (2003). Educación en valores y cine. Making of. Cuadernos de cine y educación, 20, 16-30. (ISSN1137-4926). Disponible en: http://www.ciceana.org.mx/recursos/tribunatura/pdf/Lectura-Educacion_en_valores_y_cine.pdf
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