miércoles, 1 de noviembre de 2017

Agresividad infantil, un acompañamiento desde la psicomotricidad (Artículo)


     ¡Hola a Todos! Me ha interesado comenzar con un artículo sobre educación acerca de la agresividad infantil, ahora en el siglo XXI, es muy importante conocer este tipo de comportamientos y como poder guiar al niño a sobrellevarlo, 

  Debemos entender primero diferenciar la agresividad, entre aquella agresividad positiva, que nos sirve para afirmarnos, defendernos de la de los demás, y aquella que, sobrepasando esta necesidad, hace daño y pone en peligro la integridad física y emocional de las otras personas. A esta última/ la llamamos violencia.
La positiva se debe preservar ya que es necesaria en la vida.
La negativa tenemos que acompañarla para que evolucione hacia formas de comunicación enriquecedoras. En el mundo animal, la agresividad es parte de la vida y no comporta los problemas que nos preocupan en el ámbito humano. los cachorros crean aprendizaje de defensa y otras técnicas a medida de su crecimiento y a través de juegos interactivo, son capaces de expresar sus emociones y no quedan presos de sus emociones.




    Los humanos, las niñas y niños lo hacen espontáneamente entre ellos, como los cacharros, también con un apoderamiento, de conocer nuestros recursos y desarrollarnos en relacionarse que no quieren hacer daño ni someter a los demás. Para que así sea, el adulto tiene un papel importante, porque el es quien acompaña los procesos de maduración de los niños y niñas, creando un contexto de seguridad física y emocional al tiempo de contextualizar la experiencia del niño, dándole sentido. 
         ¿Que propone la práctica psicomotriz con la agresividad?
Esta consiste en acompañar a los niños y niñas desde el juego presimbólico al juego simbólico para acabar en la representación y la sensación.

La práctica psicomotriz está concebida para la etapa de la globalidad (0-7 años), aunque sus principios y recursos se pueden aplicar en etapas posteriores e integrarse en otras propuestas más concretas o regladas. De hecho en el tema que nos ocupa, es importante que el proceso comience en la primera etapa. 

Se realiza un sesión de psicomotricidad, este comienza después de un ritual de entrada; en él se recuerdan, si es necesario las normas de no hacerse daño ni de hacer daño a los demás. Se continua con la destrucción de un gran muro de cojines, después de lo cual los niños y las niñas suelen desarrollar una fase de pulsión: guerra de cojines, luchas cuerpo a cuerpo, etc. Si el adulto está disponible a menudo querrán que sea él el compañero de juego al que oponerse. 


Especialmente entre los 3 y los 6 años el niño tiene la oportunidad de sanear todo su mundo interior, que en ese momento está lleno de emociones difíciles de gestionar:_ miedos, rivalidades, angustias, rabia, agresividad pura, presimbólica, puede vivir en el espacio, tiene un lugar y es acogida por el adulto. Por otro, evoluciona de forma natural hacia el juego simbólico. En una fase posterior, esta vivencia se expresa a través del dibujo el modelaje, y, finalmente, a través de la palabra. 

Es esencial permitir la descarga de la agresividad en un contexto de seguridad y favorecer su evolución hacia el mundo simbólico en una primera etapa. En una segunda etapa y en las posteriores, hay que mantener la descarga inicial y crear las condiciones para que la agresividad se vaya regulando a través de la actividad reglada, siempre con una cuidadosa observación de las emociones que se mueven, para acompañarlas al margen de la actividad.


Bibliografía:

ARNAIZ, P.; VIVES, I.; RABADÁN J. (2001): La psicomotricidad en la escuela y su práctica preventiva y educativa. Málaga. Aljibe.